miércoles, 18 de marzo de 2009

Chuzadas : el DAS y la prensa


El reciente escándalo del DAS vuelve a poner sobre el tapete el tema de las interceptaciones ilegales de comunicaciones privadas y su divulgación. La reestructuración a fondo del DAS o su reemplazo por otra entidad ya no aguanta más aplazamientos. La opinión está harta de escándalos, abusos y corruptelas. Pero también es hora de discutir el tema de la divulgación pública de las interceptaciones ilegales, que son prohibidas en muchos países democráticos.

En primer lugar, no se entiende por qué no ha entrado aún en vigencia la Ley de Inteligencia aprobada por el Congreso el año pasado, la cual fortalece los controles y aumenta sustancialmente las penas a los funcionarios que realicen filtraciones de información, entre otras medidas. Y tampoco se comprende que sigan engavetadas las recomendaciones de la Comisión para la reforma del DAS.

Desde hace años muchos hemos insistido en que el DAS está totalmente desnaturalizado y sobredimensionado. ¿Alguien se imagina a la CIA haciendo control de pasaportes en los aeropuertos, expidiendo certificados judiciales o escoltando sindicalistas? El DAS debe achicarse y concentrarse en lo que le toca: hacer inteligencia. De manera legal, claro. Pero la enorme dispersión de funciones y su gigantismo han contribuido a su absoluto descontrol. Lo hemos dicho decenas de veces, pero nadie le pone el cascabel al gato. Por lo pronto, retirar las interceptaciones del DAS es una buena medida, si es temporal y mientras se adelantan las investigaciones y se castiga a los responsables de las grabaciones ilícitas. Pero esa sana medida de emergencia no reemplaza las necesarias reformas de fondo.

Esta falta de control ha propiciado un amplio y activo mercado de interceptaciones ilegales, que en los últimos meses pueden haber llegado a un millón. Paras, guerrilleros, narcotraficantes, crimen organizado, gente descarriada del común, y uno que otro funcionario con exceso de celo, han alimentado esos actos ilegales. Periodistas, empresarios, políticos, jueces y altos funcionarios públicos han sido sus víctimas. La impunidad que cobija a los agentes que hacen las interceptaciones sostiene el delito. Pero los medios de comunicación que, de buena fe y con la mejor voluntad democrática, divulgan algunas de esas interceptaciones, agravan el problema. Por tanto, los controles deben fortalecerse, la impunidad debe acabarse y la divulgación debe regularse.

Y debe regularse porque la libertad de prensa, al igual que cualquier otra libertad en una democracia, no puede ser absoluta. Tiene un límite en los derechos de otros, sea a su intimidad o a la seguridad colectiva. Además, debe regularse también por razones de política criminal: en primer lugar, porque esa divulgación puede poner en riesgo las investigaciones de las autoridades, y, en segundo lugar, porque fomenta la extorsión (si no me pagas, lo hago público). Y la extorsión incentiva el mercado, cerrando así un círculo vicioso.

No estamos proponiendo ninguna medida autoritaria.Según el profesor Eugenio Zaffaroni, de la Universidad de Buenos Aires, muchas democracias modernas prohíben en sus códigos la divulgación de interceptaciones legales e ilegales, entre otros: el español de 1995 (Artículo 197), el alemán de 1975 (párrafo 201), el austríaco de 1974 (párrafo 120), el francés de 1994 ( Artículo 226-15), el portugués de 1982 ( Artículo 192). Y nadie podría decir que en esos países no existe libertad de prensa. Hay antecedentes aun más remotos: el código argentino de 1921, el holandés de 1880, y el italiano de 1889 penalizaban la divulgación de correspondencia violada. Y otros más recientes: hace tan sólo cinco meses el gobierno del presidente Lula en Brasil -a quien nadie puede acusar de autoritario-, presentó al Congreso un proyecto de ley que castiga la divulgación de interceptaciones legales o ilegales, sin autorización de un juez.

No obstante, para adaptar estos antecedentes a nuestro tiempo y entorno colombiano, propongo seguir el ejemplo portugués: prohibir la divulgación de las interceptaciones, legales e ilegales, telefónicas y de correos, excepto aquellas que denuncien la comisión de actos ilícitos por parte de servidores públicos en ejercicio de sus funciones, o de terceras personas que participen en ellos. Esto permitiría, simultáneamente, proteger la intimidad de los ciudadanos, acabar con la extorsión y el mercado ilegal de interceptaciones, proteger las investigaciones de las autoridades, y al mismo tiempo preservar la acción de la prensa en procura de la transparencia y la pulcritud de la gestión pública.

Por Alfredo Rangel

‘El Gobierno es víctima’

Para el ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, el gobierno del presidente Alvaro Uribe “es una de las principales víctimas” de la supuesta red de espionaje telefónico.

“Sería ridículo que el presidente chuzara a sus amigos más cercanos”, aseguró Valencia el domingo a la AP. Se quejó de que Semana no hubiera “publicado toda la historia, todo el cuento” y afirmó que también estaban intervenidos los teléfonos de la secretaria privada de Uribe y de algunos de sus asesores.

Para el ministro, “un pequeño grupo de delincuentes del DAS fue el que creó todo esto”, y se preguntó “¨quién paga por esto?, ¨cuál es el objetivo?”. El DAS obedece órdenes directas de la Presidencia. Hasta ahora, Uribe ha guardado silencio sobre el tema.

Tras la divulgación de la denuncia, el director del DAS dijo que una aparente red mafiosa o delictiva en el seno de la institución que dirige podría ser responsable del espionaje telefónico.

El magistrado Iván Velásquez, uno de los nombrados por Semana, dijo a la AP que desde el 2007 denunció a las autoridades que es víctima de seguimiento de parte de los cuerpos de seguridad y calificó a los detectives como “unos sinverguenzas”.

La Corte Suprema de Justicia investiga a unos 60 congresistas y ex congresistas por sus presuntos vínculos con paramilitares, en su mayoría simpatizantes de las políticas de Uribe.

El senador opositor Gustavo Petro, otro de los supuestos afectados, aseguró que es el propio mandatario quien “persigue a la oposición y a la prensa libre”, para lo cual habría dado la orden de realizar el espionaje. El DAS es una entidad que ha estado plagada de escándalos.

Uno de sus ex directores, Jorge Noguera, está en prisión por presuntamente filtrar información a los grupos paramilitares que operaban en el país. También existen otros antecedentes recientes de espionaje telefónico, como la destitución de 11 generales de la policía en mayo del 2007 por interceptar clandestinamente las comunicaciones de opositores y funcionarios del gobierno. Algunos de los relevados enfrentan cargos penales.

En el 2000, la Fiscalía vinculó penalmente a varios funcionarios del DAS y la policía por escuchar ilícitamente las conversaciones telefónicas de jueces, periodistas y líderes sindicales. Al final, la indagación fue archivada por falta de pruebas contra los sindicados.
En Colombia, una interceptación telefónica sólo puede ser autorizada por un juez.

Según la denuncia de Semana, todas las “chuzadas” hechas desde el DAS no tenían autorización legal.

Primera destitución del DAS luego de escándalo de las 'chuzadas'


Felipe Muñoz, director del DAS, aclaró que en contra del funcionario no existe ninguna investigación ni penal ni disciplinaria.

Además, señaló que en su escritorio se encuentran las cartas de renuncia de todos los otros miembros del grupo de inteligenca del organismo.

Este domingo el Fiscal General anunció que el CTI ocuparía las oficinas del DAS para iniciar una investigación minuciosa que determinará si en realidad hubo interceptación a los teléfonos de varios personajes del país.

Iguarán señaló que una comisión especial será la encargada de revisar los equipos utilizados para esta función y que se entrsvistará a cada una de las personas que trabajan en este departamento.

Después que se desató el escándalo, varios sectores han salido a ratificar que el Gobierno no tiene nada que ver: "Detrás de esto hay bandas criminales, enemigos de Colombia. Es una situación muy grave y se llegará al fondo de la investigación", dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos a Caracol Radio.

A la defensa también salió el Ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia, quien aseguró que el gobierno de Uribe no tiene nada que ver en estos hechos y que por el contrario, es el primer interesado en esclarecer quién estás detrás de estas denuncias, es el mismo presidente.

Además, instó a los medios de comunicación a que brinden toda la información necesaria a las autoridades para lograr avanzar en la investigación.

"Estamos ante la presencia de un Gobierno policiaco que ha destruido los espacios de la democracia, que no respeta los valores y los principios de la democracia, de nuestra Constitución. Ha usado la policía en función de destruir a la oposición y no de destruir al crimen", señaló por su parte el senador del Polo Democrático Gustavo Petro.

Por su parte, el senador Gustavo Petro dijo que se debe reformar el servicio de inteligencia DAS y pasar sus oficinas y funciones a la Fiscalía.

El presidente tiene que explicar por qué "está investigando a la oposición democrática de Colombia, a la prensa libre y a quienes no piensan como él en vez de investigar a los criminales, muchos de los cuales, por el contrario, lo que hacen es entrar al Palacio de Nariño a hablar con sus funcionarios", puntualizó.

En un comunicado de cinco puntos, el director del organismo de inteligencia, señaló que adelantará personalmente una investigación interna para establecer los responsables y poder iniciar un proceso de judicialización.

Así mismo, rechazó enfáticamente este tipo de actuaciones que se dieron a conocer en la última publicación de la revista Semana, donde se reveló que el DAS graba ilegalmente a magistrados, periodistas y políticos y se ha puesto al servicio de narcos, paras y guerrilleros.

Según la publicación entre los 'chuzados' están los magistrados Francisco Javier Ricaurte e Iván Velásquez Gómez, políticos de oposición, generales de la República, fiscales, y hasta algunos miembros del alto gobierno hacían parte del grupo que desde hace varios meses estaba siendo monitoreado por el organismo de seguridad.

También encontró que interceptaron llamadas y correos de periodistas como Darío Arizmendi, director de Caracol radio; Alejandro Santos, director de la revista Semana; Julio Sánchez Cristo, director de la W radio, Daniel Coronell, director de Noticia UNO y Ramiro Bejarano, columnista de El Espectador.

"Acá se trabaja por blancos y objetivos que puedan ser una amenaza a la seguridad del Estado y del Presidente. Dentro de esos está la guerrilla, las bacrim (bandas criminales), algunos narcos. Pero dentro de esos blancos también están, y es obvio como parte de una de las funciones del DAS, controlar a algunos personajes e instituciones para mantener informada a la Presidencia. Por ejemplo, cómo no va a ser misión del DAS controlar a Petro, que es un ex guerrillero y es de la oposición. O a Piedad Córdoba, por sus vínculos con Chávez y la guerrilla", dijo a esa publicación un detective que trabaja en la subdirección de operaciones del DAS.

"Cuando se agudizó el enfrentamiento entre la Corte y Presidencia, hace como un año y medio, la orden era saber todo lo posible de todos los magistrados, con los medios que fueran necesarios, desde fuentes humanas hasta medios técnicos. Cuando el enfrentamiento empezó a disminuir los controles se concentraron sólo en aquellos que fueran más prioritarios...", le dijo otra fuente a Semana.

lunes, 2 de marzo de 2009

Oasis

Por: Gonzalo Gallo
Noviembre 21 de 2008

Los que no pueden escribir en un periódico le trasmiten a uno inquietudes que a veces conviene compartir:

- ¿Qué cambios radicales haría el Gobierno si uno de tantos falsos positivos del pueblo fuera hijo del Presidente o de un ministro?
- Diciendo "perdonen que tardamos", ¿el Gobierno le devuelve la vida a tres muertos y la plata a millares de pobres ahorradores?
- ¿Hará algo este Gobierno tan amigo de los banqueros para que éstos no ganen billones mientras abusan de sus clientes?
- ¿Por qué surgen en pocos días tantas pruebas contra DMG que no aparecieron en años?
- ¿Por qué el Superintendente cae solito como chivo expiatorio y los que mandan más siguen tan frescos?
- Como bien dicen economistas serios, ¿por qué el Gobierno se la gastó toda en épocas de vacas gordas? Nadie niega las cosas buenas, pero persisten la corrupción, un gran hueco social y politiquería como nunca.